LA CASA DE
LA BRUJA
Érase una vez, una casa vieja, que había
sido construida sobre un cementerio. Nunca había sido habitada por nadie pero, se decía, que había vivido antiguamente
en esta casa una bruja, quemada en la plaza del pueblo.
El día de Todos los Santos, una pandilla de
amigos, de aquel pueblo, entre ellos, una niña muy valiente, llamada Susana, se
atrevieron a entrar en aquella casa. Pero al llegar allí, muchos de los niños
salieron escopetados. Ella, aunque estaba muerta de miedo se quedó.
Abrieron la puerta, la puerta chirrió. La
muchacha entró la primera de todos. El suelo era de madera vieja y sonaba. Se
encontraron con una habitación en la que parecía no haber nada. Cerraron la
puerta y siguieron. Entraron en otra habitación que parecía…¡La sala de
hechizos de la bruja! Susana cogió una poción pero los que la seguían no
cogieron nada.
A la joven se la escurrió y cayó al suelo. Empezaron a salir manos de
muertos de aquel cementerio. Se fueron todos corriendo, Susana abrió los ojos y
vio a su madre agarrándola de la mano porque había sido todo una pesadilla.